Si viajas a Chile, no te puedes perder el norte del país, donde uno de los grandes atractivos es el Desierto de Atacama y sus paisajes únicos. Camila y María Paz, del equipo de operaciones, junto con Valentina, del equipo de ventas de Cascada Expediciones, visitaron la zona y comparten sus impresiones y recomendaciones.
El Desierto de Atacama
Ubicado en el norte de Chile, el Desierto de Atacama es considerado uno de los lugares más áridos del planeta. Se extiende por más de 1.000 kilómetros y sorprende con paisajes surreales: desde extensos salares y dunas gigantes hasta formaciones rocosas de colores y volcanes imponentes.
Si lo visitas, puedes explorar lagunas altiplánicas, géiseres y valles, además de observar animales como vicuñas y flamencos. Y por la noche, no hay mejor plan que mirar las estrellas: sus cielos despejados lo convierten en un destino soñado para la astronomía.
El punto de partida es San Pedro de Atacama, un pequeño pueblo que funciona como puerta de entrada a la región. Puedes llegar a San Pedro desde Calama, donde se encuentra el aeropuerto con vuelos directos desde Santiago. La distancia entre Calama y San Pedro es de aproximadamente 100 kilómetros.
¿Qué les pareció la región?
Camila: “Me gustó mucho la región. Me impresionaron los paisajes, cómo se formaron, y también la fauna, por ejemplo los flamencos y cómo emigran tantos kilómetros para trasladarse.
Era la segunda vez que venía, pero creo que lo disfruté más. Me sentía muy pequeña frente a la naturaleza. Es tan inmenso el universo y la forma en que todo se ha creado… que llega a explotar la cabeza no entender cómo fue el proceso de la creación.”
María Paz: “Es un paisaje muy lindo e impresionante. Ver el contraste entre salar, laguna, montaña, desierto, volcán, nieve y duna es único. Parece otro planeta, como Marte. Me sentí en la película Dune. Y muy remoto también; no hay nada alrededor.”
Valentina: “Otro aspecto que nos llamó la atención es que San Pedro está considerado el destino romántico número uno. Y realmente lo es; hay muchas parejas. Lo romántico aquí es la magia del lugar: los amaneceres, atardeceres, las estrellas, la luna… y también cómo se pasa el día: andar en bici juntos, ir a comer, visitar el Valle de la Luna, hacer un tour astronómico y terminar mirando las estrellas. Todos esos factores hacen que la estadía sea mágica y, por eso, romántica.”
Hablando de estrellas, ¿hicieron un tour astronómico?
Camila: “Cuando estuve, era casi luna llena. No pudimos hacer el tour porque los observatorios no trabajaban, pero vimos las estrellas desde el hotel y a simple vista se veían increíbles. Es impresionante y te lleva a un estado de introspección.”
María Paz: “Sí, así fue. Valentina y yo hicimos tres tours con tres organizaciones diferentes y nos gustó mucho. Los guías hablan de la cosmovisión andina, de los ancestros, de los astros, de la cultura familiar… y lo transmiten de manera excelente.”
Valentina: “Ver las estrellas tan claramente fue muy impresionante. Y acompañado del relato del guía, fue intenso. Personalmente me emocionó mucho; lloré y me conmovió.”
María Paz: “Sobre los guías: algunos no son de la zona, pero llevan años viviendo en Atacama. Existe el efecto ‘Atrapama’, porque el lugar te atrapa. Llegan por una temporada, se enamoran y se quedan años trabajando porque les apasiona lo que hacen. Esto se nota en la forma de transmitir la información y ayuda a conectar más con la zona, porque luego llegas a casa y compartes el mismo relato con tu familia.”
¿Qué otras actividades han hecho?
Camila: “Estuve 4 días e hice una excursión de medio día al Valle de la Luna, otra al Salar de Atacama y una cabalgata en el Valle de Marte. Me gustaron todas porque cada una muestra distintas partes de la formación geológica y ayuda a comprender cómo se formó San Pedro.”
Valentina: “Yo estuve 5 días y junto con María Paz hicimos los tours astronómicos. También visitamos los Géiseres del Tatio, Machuca, Laguna Chaxa, Toconao, Quebrada de Jerez, Valle de la Luna y Valle de Marte.”
María Paz: “Yo me quedé un poco más después del viaje con Valentina, en total 7 días. Visité además el Valle del Arcoíris, Laguna Cejar y Laguna Tebenquiche con el Ojo del Salar.”
¿Qué les pareció el Valle de la Luna?
Camila: “Íbamos con la guía, nos explicaba y contaba la historia, muy impresionante. Ahora está delimitado dónde se puede caminar; antes podías andar por cualquier parte. Nos gustó mucho, veíamos cómo brillaba la arena por la mezcla de sal y minerales.”
María Paz: “También visitamos el Valle de la Luna y, geológicamente, me pareció lo más interesante. Entender la historia del desierto a lo largo de millones de años y cómo se forman estas montañas de sal: el efecto de la erosión, el paso del tiempo y el impacto del viento y la lluvia.”
Valentina: “Sí, es muy interesante. En muchos lugares tuvimos el efecto ‘wow’. Cuando piensas en el desierto, imaginas aridez completa, y de repente ves una laguna en medio de la nada, por ejemplo Laguna Chaxa. Es fascinante. El guía también nos explicó que la cercanía de la cordillera de los Andes permite que el agua se acumule en capas subterráneas.”
Camila, ¿qué te pareció el Salar de Atacama y la cabalgata?
Camila: “En el Salar de Atacama vimos flamencos y la puesta de sol, con colores fascinantes. Hicimos una caminata, visitamos el pequeño museo y aprendimos sobre los tres tipos de flamencos, su proceso de migración y alimentación. A las 18 horas era la puesta del sol; se veía cómo bajaba el sol y cómo cambiaba el tono de la montaña desde violeta hasta azul. Me gustó mucho.
La cabalgata comenzó a las 9 desde el hotel y volvimos a la hora del almuerzo. Era fácil, no se necesitaba experiencia. Nos dieron casco para protegernos y recomiendo llevar lentes para que la arena no moleste.”
Valentina y María Paz, ¿qué lugares recomiendan?
Valentina: “Me gustaron mucho los géiseres, sobre todo cuando explican cómo se forman. El relato del guía hace la diferencia porque puedes preguntar y entender más a fondo.
Pero no importa lo que hagas, te va a impresionar: das vuelta a un volcán, ves un salar, una laguna, nieve… y a veces todo al mismo tiempo.”
María Paz: “Laguna Tebenquiche y el Ojo del Salar también me encantaron. Es agua en medio del desierto, y el silencio es impactante, un lugar para la contemplación. Además, hay un letrero sobre los organismos extremófilos, muy interesante desde el punto de vista científico y geológico."
¿Han visto animales?
Valentina y María Paz: “Sí, muchos: vicuñas, vizcachas, un zorro culpeo, tres tipos de flamencos (chileno, andino y de James), la lagartija de Fabián, llamas y guanacos, además del chorlo de la puna.”
¿Cómo era el clima?
Camila: “Estuve a principios de junio y las máximas eran alrededor de 22 °C. Nos tocó sol y algo de nubosidad, pero no hacía calor extremo. Se puede andar con pantalón delgado y camiseta de manga corta. Al oscurecer, alrededor de las seis, bajaba la temperatura rápidamente. Recomiendo llevar chaqueta y gorro de lana.”
María Paz: “Fuimos en julio, invierno. Hacía frío en noches y mañanas, por ejemplo en los tours astronómicos. Llegamos a -11 °C, muy helado. Pero para ver estrellas, es una temporada recomendable.”
Valentina: “En los géiseres, que están a 4.200 m sobre el nivel del mar, vimos gente en short mientras yo tenía cinco capas de ropa, jajaja. Pero durante el día subió la temperatura y pudimos andar en bici con bloqueador solar.”
Han sentido mal de altura?
Camila: “No me preparé mucho porque no subimos demasiado en altura durante las excursiones que hice. Solo sentí un pequeño malestar en la carretera de Calama a San Pedro, nada grave.”
Valentina y María Paz: “No nos sentimos mal, pero seguimos las recomendaciones: beber mucha agua, evitar comidas pesadas, alcohol o cafeína la noche anterior. También tomamos mate de coca y nos movimos con calma en los géiseres.”
¿Tienen consejos para futuros viajeros?
Camila: “Lleven ropa abrigada, bloqueador solar, lentes de sol y binoculares. Si tienen más de cuatro días, quédense más tiempo para recorrer bien. Y lo más importante: hidratarse, disfrutar y venir con la mente abierta.”
María Paz: “Sí, llevar capas de ropa. También crema humectante y bálsamo labial, porque la piel se seca mucho. Y efectivo, para comprar algo en las ferias artesanales.”
¿Algo más para compartir?
Valentina: “Un lado negativo es la basura en el desierto. Vimos incluso un sillón en la carretera desde Calama. Nos sorprendió mucho y un guía nos explicó que a veces los camioneros tiran cosas. Es una lástima porque afecta a la fauna del lugar.
Algo positivo, aunque en un tema diferente, es que los sitios turísticos son manejados por habitantes locales, de la cultura atacameña, quienes protegen mucho su tierra. La Corporación Nacional Forestal (CONAF), una organización gubernamental que gestiona muchos parques nacionales en Chile, actúa como acompañante de la gente de la zona, a diferencia de otros lugares donde ellos tienen el control. Así, los ingresos por entradas se reparten en beneficio de las comunidades locales.”
Algunas últimas y breves preguntas ...
¿Información interesante de los guías?
El desierto está lleno de historias sobre cómo fueron las primeras personas que lo habitaron y sus estilos de vida, teniendo poco o nada con lo que sobrevivir. Esto permite dar sentido a lo que hoy en día vemos como ruinas de piedra y barro.
¿Un ítem que hubieras querido llevar?
Unos binoculares, ya que son de gran ayuda para observar la distinta fauna a lo largo del camino.
¿Paisaje favorito?
Salar de Atacama: ver la Laguna Chaxa, la cordillera y los colores me encantó (Camila) - El camino hacia los Geysers del Tatio y el pueblito de Machuca (Valentina)
¡Gracias por compartir sus experiencias, Camila, María Paz y Valentina!
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